De: Jean Genet
Puesta en escena: Alfredo Arias
Con: Alfredo Arias. Marcos Montes, Adriana Pegueroles, Alejandra Radano
Escenografía: Alfredo Arias
Colaboración en escenografía: Elsa Ejchenrand
Vestuario: Pablo Ramirez
Iluminación: Jacques Rouveyrollis
Video: Alejandro Rumolino
Son: Thierry Legeai
Música: Diego Vila
Asistentes de puesta en escena: Olivier Brillet, Luciana Milione
Asistente de iluminación: Jessica Duclós
Théâtre Athénée Louis Jouvet
París, FRANCE
Estreno 18 de marzo de 2018
Alfredo Arias presenta en París una obra de Jean Genet, titulada ‘Elle’, una sátira provocadora sobre la figura del Papa. Porque el tema fundamental en Ella es la separación entre realidad e imagen; entre materia y símbolo. “Ella”, Su Santidad, el Papa, quiere ser fotografiado para que su benéfica influencia se reparta por el mundo en forma de octavillas; pero al mismo tiempo, él, y su camarlengo, son conscientes de que su verdadera esencial “divina” es inaprensible: cuando “Ella” no está presente, es posible creer en ella; cuando se lo tiene delante, se desvanece. Es posible ver al ser humano; es imposible ver al símbolo. Por eso, el Vaticano (de Genet) ha declarado al terrón de azúcar como la encarnación perfecta del Papa: existe, pero se desvanece. “¿Un Papa? ¿Dos Papas?”, pregunta el ayudante de cámara al fotógrafo delante de su taza de café. seguir LEYENDO
“Elle”, o “Ella” es una obra poco conocida del autor francés Jean Genet. Contrariamente a sus otros textos, “Elle'” no se centra en personajes marginales y nocturnos como prostitutas, travestis o ladrones. El protagonista de ‘Elle’ es ‘Su Santidad’, un pontífice solitario que sufre de hernia y resfrío, agobiado por la carga que representa su función.
“Como a Genet le gustaba dislocar las cosas, y desorientarlas, seguramente le pareció oportuno tratar al Papa bajo el signo de la feminidad”, observa Alfredo Arias que decidió llevar al escenario esta obra inacabada, redescubierta después de la muerte de Genet. El dramaturgo argentino percibe en este personaje desilusionado, “poseído por su imagen, esta imagen ha destruido el ser que la fundó.”
A través de un texto lleno de juegos de palabras, Jean Genet cuestiona y satiriza la solemnidad de las figuras del poder.