UNA MUJER EN CONSTRUCCIÓN

A ALEJANDRA NUNCA SE LA TERMINA DE DESCUBIR. Es tanta la fantasía que despierta en los escenarios que sentarse a hablar con ella es un desafío. Puede ser la artista inalcanzable y también la mujer que se cuestiona todo. Y en esas aguas navegará la charla con ¡HOLA! Argentina por Karina Bianco.

Alejandra Radano en su casa. Foto Matias Salgado

Es una artista integral, aunque Alejandra Radano prefiere definirse como una “intérprete porque tiene que ver más con lo artesanal”. Canta con una voz que cautiva, actúa con un histrionismo único y baila con un swing que hipnotiza. Nacida en Temperley (en la zona sur de la provincia de Buenos Aires) hace 54 años, de Padre Sociólogo y Madre Pianista, la magia la envolvió desde muy chica. Una infancia feliz con sus dos hermanos, un patio amplio delajas rosadas con perros, estanques con plantas acuáticas y gallinas. Siempre supo que lo suyo era el arte. Tenía apenas 11 o 12 años y ya hacía coro, danza, piano, taller literario… Cuando su Papá le dijo que tenía que dejar coro, ella se metió en la cama y declaró: “Si lo dejo, no pienso levantarme más de esta cama”. En 1990 debutó en el Luna Park con la obra Drácula de Pepe Cibrián y y después llegarían los clásicos de la comedia musical como Cats, La Bella y la Bestia, Cabaret y Chicago. Fue en esta última producción que el director argentino radicado en París: Alfredo Arias, la descubrió y la invitó a dar una audición para Concha Bonita en el Teatro Nacional de Chaillot de la capital francesa. Juntos hicieron más de un decena de obras. Entre los muchísimos premios que recibió está el Konex de Platino, fue nominada al Trinidad Guevara como Mejor Actriz Protagónica por Happyland (donde intrerpretó a Isabel Perón) y el Ministerio de Cultura de Francia la condecoró con la insignia Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres por su labor en el campo artístico. Sin embargo, en la extensa biblioteca que hay en el living de su departamento de San Telmo no ostenta ninguno de esos premios. Sólo hay libros perfectamente ordenados y “testeados”, como le gusta llamar a los ya leídos.

UNA MUJER EN CONSTRUCCIÓN

Acaba de debutar en el teatro Regio con Elsa Tiro, obra de Gonzalo Demaría, que se centra en la vida de Eugene O’Neill, el gran dramaturgo estadounidense y Premio Nobel de Literatura en 1936 (encarnado por Luciano Cáceres, quien también dirige la puesta), que en la época del primer centenario y mucho antes de convertirse en uno de los padres del drama realista frecuentaba piringundines y cines clandestinos de La Boca y Barracas. Radano es su mujer, Carlotta, que aprovecha la confusión de la anestesia para adentrarse en el pasado porteño de su marido y recuperar una supuesta obra perdida de aquella época. Para lograrlo, contrata a una actriz/enfermera (Josefina Scaglione) para que personifique a la musa inspiradora de esos días. Un poco como a su personaje, a Alejandra nunca se la termina de descubrir. Es tanta la fantasía que despierta en los escenarios que sentarse a hablar con ella es un desafío. Puede ser la artista inalcanzable y también la mujer que se cuestiona todo. Y en esas aguas navegará la charla con ¡HOLA! Argentina. Hace unos años algo hizo clic en su vida y comenzó a trabajar en sí misma. A vivir más el presente. “Aposté por una alimentación más consciente. ¿Estoy en la mitad de mi vida? Con mucha suerte, sí. Entonces empecé a hacer foco en mi salud, pero no sólo por una cuestión física, sino porque me parece ético. Es el cuidado global de uno mismo, desde los pensamientos que te atraviesan, lo que mirás, lo que leés, el orden que te rodea. Cuando acepté hacer esta nota, en casa lo primero que pensé fue:
“Debo ponerme a ordenar”. Ordenar es uno de mis verbos preferidos”.

–¿Es difícil para un artista no angustiarse con el futuro, si va a tener trabajo o no o la estabilidad económica?
–Ese es el gran desafío, no meterme en ese entramado que tiene que ver con el futuro que no existe, porque quizás salgo de acá y me pisa un auto

–¿Te permitís no hacer nada?
–Mirá (señala un libro de su biblioteca en el estante superior y lo va a buscar): Vida contemplativa. Elogio de la inactividad de Byung-Chul Han, te lo recomiendo. Me veo hiperactiva, pero me permito también no hacer nada. La polaridad se manifiesta y puedo moverme a mis anchas en ambos extremos.

AGRADECIMIENTOS
Sebastián Correa Estudio
Alexandra Kehayoglou
Fabián Luca
Chicco Ruiz
Vicki Otero
Jtby
Sylvie Geronimi
United Nude
Alejandro Granado
Alejandro Zárate

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